Hace algún tiempo, en un país tropical, rodeado por las aguas del Mar Caribe, una gran parvada de palomas, buscando anidar en lugares seguros, se estableció en las plazas que conformaban la belleza arquitectónica en cada ciudad y cada pueblo, del mismo.
La Iglesia Catedral, destacaba por su arquitectura, de antaño, sus imágenes sacras, eran esculpidas en otro continente, obsequio de los reyes y gobiernos de turno. Fue testigo de tertulias, paseos, momentos de juegos y parejas que discretamente se tomaban de la mano, mientras los niños alimentaban y correteaban a las palomas, que abundaban en los jardines y parques en toda la ciudad.
Ellas volaban hasta los cocales, y en sus copas construían sus nidos, protegidos por el ramaje de las hojas de palma. En los grandes ventanales, cuyos marcos eran las enredaderas de malanga, o las trenzas con rosales en flor de las mansiones familiares. Las palomas hacían sus visitas vespertinas, despidiendo la tarde con aleteos en los balcones enrejados, para hacerse notar.
Algunas comenzaron a ser entrenadas para enviar mensajes o citas pendientes, otras para enviar cartas de guerra o confrontación, y por último, las que se enviaban los enamorados.
De esta manera, se conformaron miles de palomares en los campanarios y lugares donde la gente pasaba en funciones de rutina. Transcurrió el tiempo y con él los años de bonanza y paz. Todo era hermoso, había convivencia y mucha armonía, y los humanos disfrutaban compartiendo sus vidas, y sus momentos con estas aves mensajeras de paz.
Llegaron los tiempos de revolución y guerras. Lucha por territorios y batalla entre los mismos habitantes por quedarse con el poder a toda costa… Y nuestras palomas iban y venían, atravesaban fronteras cruzando el alto mar, para lograr llevar mensajes a escondidas sin que las interceptaran, comenzó la lucha por la supervivencia, ellas, fieles a sus humanos solo hacían lo que sabían, alegrar a los niños, llevar y traer mensajes y ser la representación del Espíritu Santo en las Iglesias.
La situación ya era insostenible, la lucha se les hizo cuesta arriba, no las podían descubrir en alta mar, porque las derribaban, seguían con esperanzas de llegar a conseguir la libertad de antes, pero ahora a escondidas, protegiendo sus nidos, debajo de los techos de las casas, y dentro de los campanarios.
No tenían calma, no podían desplegar sus alas para partir, porque las amedrentaron tanto que se volvieron sumisas y con el tiempo, muy temerosas de la mano del opresor.
Cesaron las guerras, llegó la calma, pero nunca la paz. Solo había humanos en busca de provisiones. Habían triunfado quienes a punta de opresión minimizaron sus esperanzas e ideales. Pasaron los años y con ellos llegó la otra gran guerra, la guerra para la supervivencia. Nuestras palomas se sumaron a esta batalla, sin éxito, por cierto.
Hoy, en pleno año 2024, una pareja de youtubers, visitó el país, que un día fue paradisíaco, y que aún guarda recuerdos de sus bellos parajes históricos, y decidieron primero ir a conocer la Catedral que hoy aún se conserva de pie. Subieron los escalones que dan con la entrada, y al llegar al gran portal de la Iglesia, la chica comienza a grabar lo hermoso de aquel lugar, la plaza, los bancos que aún se encuentran incólumes, como si nunca hubiese pasado nada. De pronto se cruzaron sus miradas y…
Ella _ ¿No extrañas algo?
Él _ Sí, no hay palomas.
Ella _ ¡Nunca había visto una plaza sin palomas revoloteando!
Él _ Recuerda, que durante la guerra por la supervivencia, también llegó la hambruna…

Ha sido un placer participar por primera vez en este interesante reto, promocionado por, @wrestlingdesires. Gracias, amigo @emilorio por tan gentil invitación.
Invito a participar a mis amigos, @yenmend, @jlufer y @jaci11.