Extraño Concurso No. 36 | Dulzón

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Dulzón, la abeja obrera más esforzada de la colmena, salió como de costumbre a colectar su cuota de néctar. Estaba cansado de frecuentar las mismas flores, y entonces decidió de improviso ir más allá de las fronteras establecidas por la abeja reina.

Voló y voló hasta divisar desde la altura a una gran flor solitaria de pétalos verdes con reflejos amarillos. Pensó, «parece una esmeralda bañada de oro, el color de la esperanza y la riqueza».

El olor afrutado le hizo ver alrededor, dándose cuenta de los mangales dorados ausentes de aves que lo picotearan. Solo una araña tejía sin pausa sus redes, volteó para verlo llegar.

—¿A dónde vas con tanta prisa? —, le gritó la araña sin dejar de hilvanar los hilos de su trampa.

—¡A la flor esmeralda de reflejos dorados! —Contestó inmediato en vuelo estacionario, guardando una prudente distancia.

Los seis ojos se fijaron en Dulzón.

—¿Debes de estar cansado? ¡Es la primera vez que te veo por aquí!

—Sí. Vengo de muy lejos. Estoy explorando nuevos campos para la colecta.

—Si quieres descansar un rato, puedes recostarte en la cama que tejo.

—No… muchas gracias. —Respondió a sabiendas de las malas intenciones del falso anfitrión, y sin despedirse voló con lentitud hacia la enigmática y extraña flor.

La araña, al notar la distracción de su potencial presa, brincó sobre ella, pero al último instante, la premonición hizo que Dulzón virara a la izquierda, viendo caer al depredador, tres veces mayor que él, a las bien disimuladas fauces de la flor de apariencia inofensiva, la que le hundía sin compasión, los afilados y blancos colmillos con una voracidad inaudita.

Dulzón lamentó el horrible final de la araña, a pesar de sus nefastas intenciones, y emprendió el vuelo de retorno, despertando de la obnubilación de la atrayente belleza.

Fin

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Un cuento original de @janaveda

Imagen de @salulos para el Extraño concurso No. 36


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Muchas gracias por leerme, espero sea de su agrado.



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15 comments
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Cómo todas las flores atrae a la presa con sus encantos y una vez que la tiene le saca el jugo y luego le demanda el divorcio. Ah no espera, quise decir, pobre insecto, paso a ser la víctima. Genial historia, genial analogía. Saludos

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Hola, @saulos

¡Interesante asociación! Ja, ja, ja. ¿Cuántos insectos terminan tan mal como nuestro antagonista? Bueno, víctima.

Saludos.

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Hola, Javier.
Afortunado Dulzón, pocas veces la intervención del enemigo resulta en salvación.
Que tan dulce suerte te acompañe.

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Hola, Félix.

Sí, a Dulzón lo salvó la prudencia, y el noble corazón.

Saludos, mi amigo.

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Dos aprendizajes implícitos:

  1. Quien actúa de mala fe nunca le puede ir bien, y siempre le augura un final nefasto.

  2. Algunas veces la belleza puede hacernos mucho daño.

Saludos y éxito.

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Me encantó el mensaje del relato @janaveda

La incauta e inocente abeja, atraída por la belleza, exploraba una planta desconocida. Y la astuta araña pensó solo en ella. La invita a descansar con el objetivo de atraparla pero, un inesperado giro cambió el destino. Eso nos suele pasar también a los humanos...nos dejamos llevar por apariencias y luego fallamos. En el caso de Dulzón tuvo un final feliz.

Suerte en el concurso!!!

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Hola, @katleya

Has descrito a la perfección el mensaje detrás de la fábula. Un aspecto destacable de Dulzón, si estás de acuerdo conmigo, es la nobleza, claro, sin que por ello, dejase de lado la prudencia.

Gracias por tus buenos deseos.

Saludos, que tengas un excelente día.

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