Me senté y abroché mi cinturón de seguridad. Viajaba con mi hija pero ella iba unos asientos más atrás jugando con otras niñas.

Me tocó sentarme del lado del pasillo así que me apoyé sobre la mujer que iba en la ventana para ver como el avión despegaba.

Era aparentemente un viaje tranquilo. Hablábamos, reíamos, conocía a varias personas y el avión era pequeño. Tenía en mente la preocupación de encontrarme con mi esposo que vendría en otro viaje, por lo pequeño del avión acordamos ir primero las mujeres y los niños y los hombres vendrían detrás. Íbamos a una playa en una pequeña isla paradisíaca.

Nos dieron una merienda en el avión, me relajé y cuando terminé de comer una honda, invisible pero pude sentirla perfectamente, golpeó el avión.

Todo se estremeció dentro de la aeronave, las alarmas de peligro se encendieron. Las niñas gritaban, pero al mismo tiempo un sonido fuerte y perturbador nos aturdía.

Todo esto pasó en cámara lenta, unos segundos después vino la calma y un total silencio. El capitán nos dijo que todo estaba bien y que el viaje continuaría sin problema que solamente había sido una turbulencia.

Llegamos a la isla y todo era precioso, día soleado, las niñas jugando en la arena y todos disfrutando mientras llegaban los demás familiares en el siguiente vuelo.

Comenzamos a jugar con la pelota de playa, cuando miré al cielo pude ver unas bolas enormes de fuego que venían a toda velocidad a la tierra. Grité fuerte y todos corrieron a refugiarse. No encontraba a mi hija. La desesperación se apoderó de mí y los proyectiles de fuego caían por toda la playa.

Me escondí debajo de una lancha que quedó de cabeza pero levantada así que parecía un caparazón de tortuga. Desde allí veía el cielo amplio y los multiples proyectiles que estaban cayendo. Estaba aterrada, confundida y preocupada por mi familia.

Debajo de la lancha llegó un muchacho jóven, venía nadando y cansado. Como pudo, me dijo que se trataba de un ataque extraterrestre. Sentí mucho miedo. Sabía que los que quedaran vivos de este ataque serían esclavizados por los invasores. Me dio mucha tristeza por mi esposo que tenía tantas ganas de venir a este viaje.

En eso mi mente se transportó al lugar donde estaba él. Era un lugar parecido a un hospital. Yo podía ver todo y sentir lo mismo que mi esposo en ese momento.

Una de las bolas de fuego cayó sobre el lugar y él terminó debajo de unos escombros. Sangraba mucho y con todo su esfuerzo salió. Había agua en el suelo, se podía ver que el nivel del agua subía, mientras en algunas áreas había incendios.

Esquivando cuerpos quemados por el proyectil que los impactó, mi esposo y su compañero lograron salir del lugar, mientras que yo en la isla encontré a nuestra hija y corrimos a un refugio que preparó la gente entre los escombros de un restaurante que ya había sido atacado.

El cielo se llenó de unas naves extrañas de color bronce con picos que tenían armas. Abracé fuerte a mi pequeña y sentí ese temor que estaba sintiendo mi esposo cuando vio las naves y pensó que tal vez nosotras no lo habíamos logrado.

Mi hija tenía una herida en la mano, así que rasgué mi blusa playera y le hice un vendaje para protegerla, cuando terminé vi que todos veían al cielo con caras de asombro. Con miedo me di vuelta y las naves habían formado un especie de letras de colores en el cielo.

Le pregunté al chico que se ocultó conmigo debajo de la lancha si sabía que decía ese código. El chico tampoco sabía. Para nuestra sorpresa, minutos después, otra fila de naves escribió en un perfecto español un nombre. Harían una lista y exterminarían a uno por uno.

El primer nombre apareció y el compañero de mi esposo leyó en voz alta "Bill Clinton".

-¿Bill Clinton? Le dije al chico con asombro. -Te juro que pensé que el primer nombre sería Elon Musk, pero Bill Clinton es una decepción, ni siquiera recordaba a ese sujeto- Exclamé mientras corría a refugiarme con la niña debajo de una mesa a la que le quedaban 3 patas solamente.

Las naves bajaron a toda velocidad y en menos de un parpadeo estaban unos seres extraños frente a nosotros. Tocaban su frente y emitían una honda azul brillante que pulverizaba a la gente.

En el suelo habían cosas de todo tipo, cosas del restaurante me refiero. Había un coco con todo y su cáscara redonda marrón. En medio del pánico tomé el coco y lo lancé con todas mis fuerzas al extraterrestre que venía en dirección a la mesa.

El coco le golpeó la cabeza y el ser extraño cayó de rodillas sobre la arena. Comenzó a tener una especie de convulsión, en unos minutos explotó y un líquido azul pegajoso nos cayó a todos encima. Fue asqueroso, pero así comenzamos la revolución del coco para preservar la vida, nuestra especie y nuestro planeta.

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The extraterrestrial attack and the revolution

I sat down and fastened my seat belt. I was traveling with my daughter but she was a few seats back playing with other girls.

It was my turn to sit on the aisle side so I leaned against the woman at the window to watch the plane take off.

It was apparently a quiet trip. We were talking, laughing, I knew several people and the plane was small. I had in mind the worry of meeting my husband who was coming on another trip, because of the smallness of the plane we agreed to go first the women and children and the men would come behind. We were going to a beach on a small island paradise.

We were given a snack on the plane, I relaxed and when I finished eating a slingshot, invisible but I could feel it perfectly, hit the plane.

Everything shook inside the aircraft, the danger alarms went off. The girls screamed, but at the same time a loud and disturbing sound stunned us.

All this happened in slow motion, a few seconds later came calm and total silence. The captain told us that everything was fine and that the trip would continue without a problem, that it had only been a turbulence.

We arrived at the island and everything was beautiful, sunny day, the girls playing in the sand and everyone enjoying themselves while the other family members arrived on the next flight.

We started playing with the beach ball, when I looked up at the sky I could see some huge fireballs coming at full speed to earth. I screamed loudly and everyone ran for cover. I could not find my daughter. Desperation took hold of me and the fireballs were falling all over the beach.

I hid under a boat that was upside down but raised so it looked like a turtle shell. From there I could see the wide sky and the multiple shells that were falling. I was terrified, confused and worried about my family.

From under the boat came a young boy, swimming and tired. As best he could, he told me that it was an extraterrestrial attack. I was very afraid. I knew that those who were left alive from this attack would be enslaved by the invaders. I felt very sad for my husband who was so eager to come on this trip.

At that my mind was transported to the place where he was. It was a hospital-like place. I could see everything and feel the same as my husband did at that moment.

One of the fireballs fell on the place and he ended up under some debris. He was bleeding a lot and with all his effort he got out. There was water on the ground, you could see that the water level was rising, while in some areas there were fires.

Dodging bodies burned by the projectile that hit them, my husband and his partner managed to get out of the place, while I found our daughter on the island and ran to a shelter that people had prepared among the rubble of a restaurant that had already been attacked.

The sky was filled with strange bronze-colored ships with beaks that had weapons. I hugged my little girl tightly and felt that fear my husband was feeling when he saw the ships and thought that maybe we hadn't made it.

My daughter had a wound on her hand, so I tore my shirt and made a bandage to protect it, when I finished I saw that everyone was looking at the sky with astonished faces. With fear I turned around and the ships had formed a kind of colored letters in the sky.

I asked the boy who was hiding with me under the boat if he knew what that code said. The boy didn't know either. To our surprise, minutes later, another row of ships wrote in perfect Spanish a name. They would make a list and exterminate one by one.

The first name came up and my husband's partner read aloud "Bill Clinton".

-Bill Clinton? I said to the boy in amazement. -I swear I thought the first name would be Elon Musk, but Bill Clinton is a disappointment, I didn't even remember that guy," I exclaimed as I ran to take shelter with the girl under a table with only 3 legs left.

The ships came down at full speed and in less than a blink of an eye some strange beings were in front of us. They touched their foreheads and emitted a bright blue slingshot that pulverized people.

On the ground there were things of all kinds, things from the restaurant I mean. There was a coconut with everything and its round brown shell. In a panic I grabbed the coconut and threw it with all my might at the alien coming towards the table.

The coconut hit him in the head and the strange being fell to his knees on the sand. It began to have some kind of convulsion, in a few minutes it exploded and a sticky blue liquid fell on all of us. It was disgusting, but that's how we started the coconut revolution to preserve life, our species and our planet.

_{Realicé la ilustración en una servilleta como se veía en mi sueño | I made the illustration on a napkin as it looked in my dream.}