Upon arriving at his offices, Mr. Johansen was already there, accompanied by a beautiful young woman, but Peter barely saw her, he wanted to apologize to his father for the delay, he explained that he was arriving from a trip, the train had been delayed and then he had found traffic from the station. "-Don't worry, Mr. Giardinello, you were only seven minutes late, drink some water, it's very hot this morning, then we'll talk."

More out of courtesy than to take care of his health, Peter asked his secretary for cold water for everyone. His lawyer, Gabriel Vaisman, was also waiting for him. In reality he had been delayed by a new fleeting adventure he had in New York, which had kept him between the sheets longer than was convenient; but he was already there, he was the Boss and he had everything under control. That partnership was a piece of cake. What he didn't expect was that the beautiful girl, whom he hadn't seen much of, was the one calling the shots. But it didn't take him long to realize it.

Diane Johansen smiled, it was always the same, they greeted her father and passed her by until the meeting began, her father introduced her and she was the one who presented the proposals clearly and firmly, she had not graduated as a lawyer from Harvard with honors to play the role of vase, he was his father's trusted person, who had no problem in proudly letting him know when legal agreements had to be signed with other consortiums.

When the surprise wore off, Peter realized that the new partner's beautiful daughter was also intelligent and cunning. His lawyer had already carefully read the agreement and it would be lucrative for both consortiums. He offered the document to Diane to sign, and then she signed. The following week the first trucks would leave with the load towards Los Angeles, where the headquarters of the Johansen companies were located.

The surprises did not end that day. When Peter came home and opened his luxurious suitcase, there were women's clothes in it. He had asked his secretary when he arrived at his offices to send his suitcase to his house. The suitcase was identical to his suitcase, but it was not his suitcase, whose suitcase was it? One of the elegant silk scarves in the suitcase had a name: Diane. He immediately called his secretary and insulted her and then asked her to call Miss Johansen, who at that moment was opening “her” suitcase in the hotel where she was staying and had found men's suits. Once the mystery was solved, he asked the secretary to please send him his suitcase as soon as possible.

Peter decided to personally take her suitcase to Miss Johansen and pick up hers. Knocking on the door of his room he found Mr. Johansen, who soon gave an excuse to go and rest, while Diane greeted Peter and offered him a mango, an exotic and sweet tropical fruit, which he also prepared to eat. Thus began the legal union between both consortiums and a few months later between Peter and the astute Diane.

Original story specially written for the “Tell me a story-December 11” contest.

I invite my friends @astrea and @hiramdo to participate in this contest [Bases](https://peakd.com/hive-161155/@freewritehouse/cuentame-una-historia-11-de-diciembre-de-2023). They still have two days to post their story.

Esa mañana Peter Giardinello bajó apurado del tren y con la arrogancia que lo caracterizaba y el apuro por llegar a una reunión de negocios, le pidió rápidamente a un empleado de la línea férrea que le bajara su maleta. Era una reunión importante y no quería llegar tarde. Lo esperaba en las oficinas del consorcio un posible nuevo socio para expandir las operaciones de venta en el oeste de la Unión. Max, su chofer, ya lo estaba esperando al salir de la estación y recibió la maleta.

Al llegar a sus oficinas ya el señor Johansen estaba allí, acompañado por una bella joven, pero Peter apenas la vio, quería disculparse con el padre por la demora, le explicó que estaba llegando de viaje, el tren se había atrasado y luego había encontrado tráfico desde la estación. “-No se preocupe señor Giardinello, sólo se retrasó siete minutos, tome un poco de agua, hay mucho calor esta mañana, luego conversaremos”.

Más por cortesía que por cuidar su salud, Peter le pidió a su secretaria agua fría para todos. Su abogado, Gabriel Vaisman, también lo esperaba. En realidad lo había atrasado una nueva aventura fugaz que tenía en New York, que lo había retenido entre las sábanas más tiempo que el conveniente; pero ya estaba allí, era el Jefe y tenía todo bajo control. Esa sociedad era pan comido. Lo que no esperaba es que la hermosa chica, a la que no había visto mucho, era quien llevaba las riendas. Pero no tardó en darse cuenta.

Diane Johansen sonreía, siempre era igual, saludaban al padre y la pasaban de largo hasta que empezaba la reunión, su padre la presentaba y era ella quien presentaba las propuestas con claridad y firmeza, no se había graduado como abogado en Harvard con honores para jugar el papel de florero, era la persona de confianza de su padre, quien no tenía ningún inconveniente en hacerlo saber con orgullo, cuando había que firmar acuerdos legales con otros consorcios.

Cuando pasó la sorpresa, Peter se dio cuenta que la hermosa hija del nuevo socio era además inteligente y astuta. Ya su abogado había leído minunciosamente el convenio y sería lucrativo para ambos consorcios. Le ofreció el documento a Diane para que firmara, y luego firmó. La semana siguiente los primeros camiones saldrían con la carga hacia Los Ángeles, donde se encontraba la sede de las empresas Johansen.

Las sorpresas no acabaron ese día. Cuando Peter llegó a casa y abrió su lujosa maleta, había en ella ropa de mujer. Le había pedido a su secretaria al llegar a sus oficinas que enviase su maleta a su casa. La maleta era idéntica a su maleta, pero no era su maleta, ¿de quién era? Uno de los elegantes pañuelos de seda que había en la maleta tenía un nombre: Diane. Llamó inmediatamente a su secretaria y la insultó y luego le pidió que llamase a la señorita Johansen, quien en ese momento abría “su” maleta en el hotel donde se hospedaba y había encontrado trajes de hombre. Solucionado el misterio le pidió a la secretaria que por favor, lo antes posible le hicieran llegar su maleta.

Peter decidió llevar personalmente su maleta a la señorita Johansen y recoger la suya. Al tocar la puerta de su habitación encontró al señor Johansen, quien pronto dio una excusa para irse a descansar, mientras Diane saludaba a Peter y le ofrecía un mango, una exótica y dulce fruta tropical, que también se disponía a comer. Así comenzó la unión legal entre ambos consorcios y algunos meses después entre Peter y la astuta Diane.

Historia original especialmente escrita para el concurso “Cuéntame una historia-11 de diciembre”.

Invito a mis amigos @astrea y @hiramdo a participar en este concurso. Tienen aún dos días para postear su relato.